San Martín atraviesa una semana de trabajo especial. El próximo domingo, desde las 19, enfrentará a Racing de Córdoba por la fecha 32 de la Primera Nacional y Mariano Campodónico ya empieza a dar señales de cuál será el equipo que saltará al campo de juego. La goleada 4-0 frente a Atlanta aportó aire en la tabla, confianza en el plantel y, sobre todo, la confirmación de una idea de juego que el entrenador pretendería sostener.
Lo que ocurrió en La Ciudadela no fue producto del azar. Campodónico se animó a romper la rutina y apostó por un esquema 3-4-1-2 que sorprendió a propios y extraños. El movimiento incluyó nombres que, hasta hacía apenas unas semanas, estaban totalmente relegados. Leonardo Monroy, Mauro Osores y Nicolás Castro no habían estado ni siquiera en la lista de concentrados contra Colegiales. No obstante, en cuestión de días pasaron de la periferia a ocupar un rol decisivo. Su ingreso le dio al equipo un orden distinto, más sólido, más compacto. El propio DT lo graficó con claridad. “Fuimos muy superiores a Atlanta, que venía haciendo un buen torneo, e hicimos un gran partido”, dijo, con evidente satisfacción.
En ese esquema, Campodónico encontró un punto de apoyo. Según explicó, el dibujo por momentos se convertía en línea de cinco, con Gustavo Abregú como eje central en la defensa. Ese ajuste otorgó equilibrio en el fondo y redujo espacios al rival. “La línea de cinco con Abregú entre los centrales nos dio solidez. Sufrimos un poquito en dos o tres jugadas, pero después no tuvimos problemas”, remarcó. El resultado fue categórico porque Atlanta apenas generó dos situaciones de riesgo y San Martín golpeó cada vez que tuvo la oportunidad.
El problema que aparece en la previa del choque en Córdoba es la ausencia obligada de Monroy. El defensor sufrió un traumatismo y un hematoma en el empeine derecho, y los médicos anticiparon que necesitará alrededor de 15 días de recuperación. El golpe lo sacó de carrera para este fin de semana y abrió una incógnita en la pizarra. Para cubrir su lugar, el entrenador baraja dos opciones: Nahuel Cainelli o Federico Murillo. De ellos saldrá el reemplazante, mientras que el resto del equipo se repetiría prácticamente de memoria.
Un esquema (casi) repetido
El posible once empieza a tomar forma. Darío Sand seguirá como arquero, indiscutido y de gran presente. En defensa estarían Guillermo Rodríguez, Abregú y Osores. En el mediocampo se perfila la inclusión de Murillo o Cainelli por la banda, acompañados por Castro, Ulises Vera y Matías García, quienes tuvieron un rendimiento destacado en el partido pasado. Más adelantado, Juan Cuevas sería el enlace, con la responsabilidad de conectar los sectores y generar juego. Y en ataque se mantendría la dupla que le dio resultados a Campodónico: Martín Pino y Franco García, claves en la contundencia mostrada frente a Atlanta.
El propio entrenador lo dejó claro y prefiere sostener lo que funcionó. “Yo creo que llegamos bien. Las lesiones que tenemos no son musculares, sino por golpes o traumatismos”, expresó, restando dramatismo al panorama. “Si fueran desgarros me preocuparía más, pero no es el caso. El otro día los chicos corrieron los 90 minutos y cada semana vamos mejorando”, agregó.
No solo Monroy está en duda. Juan Cruz Esquivel arrastra un esguince de tobillo y, según el DT, difícilmente llegue en condiciones. “Juan Cruz tampoco creo que llegue porque volvió a resentirse del tobillo”, explicó. A eso se suman molestias en la rodilla de Juan Orellana y las pubalgias que afectan a algunos futbolistas. Ninguna lesión muscular, lo que significa que con descanso y cuidados podrían estar a disposición en breve, aunque Campodónico no arriesgará más de la cuenta en un momento clave del campeonato.
La semana de entrenamientos sirvió para ajustar detalles y definir la variante obligada. Faltaría que el técnico termine de resolver la incógnita en la banda. Lo demás está prácticamente resuelto. La base se mantiene, porque la fórmula le dio resultados y porque los jugadores respondieron en un partido que era determinante. La goleada frente a Atlanta cambió el ánimo del plantel y reforzó la premisa que el propio DT sostiene: equipo que gana, no se toca.
El desafío en Córdoba no será sencillo. Racing buscará hacerse fuerte con su gente y necesita sumar, lo que anticipa un partido exigente. San Martín, en cambio, llega con la moral alta, un esquema que lo hace sentir cómodo y la ilusión de ratificar que la levantada no fue casualidad. El 3-4-1-2 mostró equilibrio y eficacia, y aunque la ausencia de Monroy obligue a mover una pieza, el resto del tablero se mantiene firme.
La expectativa crece a medida que se acerca el domingo. En el mundo “santo” saben que una victoria en Córdoba puede ser un paso grande hacia los objetivos. El equipo ya tiene forma en la cabeza de Campodónico, los hinchas esperan la confirmación oficial y la ilusión vuelve a instalarse. El 11 está casi definido, solo falta un nombre para completar la foto. El resto ya lo conocen todos.